La responsabilidad no se asocia únicamente al compromiso con el trabajo, con la escuela o con las tareas de la casa. De hecho, se trata de un valor mucho más profundo. Ser responsable es también hacerse cargo de la propia existencia, es decir, de las propias emociones, decisiones y acciones y sus consecuencias. Aquí, te damos algunas ideas para transmitirle a tus niños el sentido de la responsabilidad.
Esto significa que la responsabilidad puede y debe alimentarse en todos los aspectos de la vida, desde los más cotidianos y triviales hasta los más trascendentales.
¿Cómo promover la responsabilidad en los niños?
Si quieres que tus hijos lleguen a ser personas comprometidas con su trabajo, sus estudios y sus vínculos, es fundamental que tú adoptes una actitud responsable en tu propia vida. No se trata de actuar con rigurosidad o hiperexigencia, sino de ser capaz de involucrarse activamente con lo que uno se compromete y de reconocer las consecuencias de lo que se hace y dice.
A continuación, te brindamos algunas recomendaciones principales a la hora de fomentar la responsabilidad en los chicos.
1. Dejar problemas sin resolver
El niño que no necesita ser responsable, no lo será. Es decir, cuando los adultos que le rodean resuelven constantemente los problemas por él, en el momento inmediato en que surge un conflicto, obstaculizan el desarrollo de su autonomía. En este caso, hablamos de uno de los riesgos de la sobreprotección.
2. Estimular la toma de decisiones
Otra estrategia interesante para que los niños fortalezcan su responsabilidad es mediante la toma de decisiones. Lo cierto es que, desde muy pequeños, los pequeños pueden elegir entre diferentes opciones. Por ejemplo, pueden escoger entre dos o tres camisetas para ponerse, decidir si prefieren comer un plátano o una naranja u optar entre algunos juguetes para regalarle a un amiguito en su cumpleaños.
Mediante pequeñas elecciones, los niños aprenden a decidirse por una alternativa y entienden que cada decisión implica una pérdida. Así, sugerir opciones y darles la libertad de escoger entre ellas, les permite lograr mayor independencia, al tiempo que se familiarizan con la sensación de compromiso e incumbencia que acarrea la responsabilidad.
3. Transmitir confianza
Hacer hincapié en las capacidades y fortalezas de los niños resultará valioso para su autoestima. Y este es un aspecto innegociable para salir adelante en la vida. En este sentido, los padres debemos confiar en ellos y hacérselos saber.
Por ejemplo, podemos transmitirles seguridad a través de las palabras: “inténtalo, creo que puedes hacerlo tú solo“, “confío en que harás lo mejor que puedes“. También, podemos incentivarlos a través de las acciones, como por ejemplo, otorgándole tareas domésticas simples o solicitándole ayuda para realizar algo que a él se le da bien.
4. Fomentar la autonomía
La autonomía y la responsabilidad son dos grandes compañeras y aliadas. Lo cierto es que difícilmente existe una sin la otra. Si les damos a nuestros hijos la posibilidad de desenvolverse por sí solos en tareas que no son peligrosas para su salud, veremos beneficios significativos en su crecimiento.
Conforme crezca, su repertorio de acciones que pueda realizar solo va a ir en aumento. Primero, podrá gatear sin la ayuda de un adulto, más adelante dará sus primeros pasos, luego será capaz de adquirir el hábito de lavarse los dientes a diario sin que tú se lo tengas que recordar y después podrá ir solo a hacer compras al almacén. Así, la conquista de la autonomía se dará progresivamente.
“Ser autónomo es ser uno mismo, con una personalidad propia que es diferente de la de los demás, con nuestros propios pensamientos, sentimientos y deseos y esto nos garantiza tener la capacidad de no depender de los demás para sentirnos bien, para aceptarnos tal y como somos y tener la seguridad de que seremos capaces de valernos por nosotros mismos durante nuestra vida”.
– Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos –
5. Marcar las consecuencias
Toda responsabilidad está ligada a una carga. Que una persona sea responsable no significa en lo más mínimo que debe hacer todo bien. Hacerse cargo de las propias emociones, decisiones y acciones implica correr riesgos y aceptar cuando las consecuencias son negativas.
Pero también, no cumplir con lo que uno se comprometió conlleva consecuencias. Es decir, no da igual si uno lleva a cabo o no sus responsabilidades. Es importante marcar, por ejemplo, que si no recoge sus juguetes en la habitación, no lo hará otra persona por él; que si no estudia para un examen, no va a obtener una buena calificación; o que si no cuida sus útiles en la escuela, tendrá menos lápices de colores para dibujar.
La responsabilidad es un valor esencial
Como padres, es imprescindible que fomentemos la responsabilidad en los niños. Este aprendizaje es esencial para vivir una vida satisfactoria y para construir lazos sociales fuertes y saludables. De acuerdo con la edad y los recursos de cada pequeño, podrán desarrollar este valor social y hacerse cargo de tareas hogareñas como poner la mesa o guardar los juguetes. También, podrán asumir, poco a poco, que sus acciones originan efectos en las emociones de los demás.
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FUENTE: MujerHoy