Al contrario de lo que nos han hecho creer la vida sexual no decae luego de los 60 años. En realidad sucede precisamente lo opuesto: se intensifica. Al menos, así lo asegura el informe anual de este año de Singles in America (solteros de Estados Unidos), donde las mujeres solteras aseguran haber vivido el mejor sexo de su vida a los 66 años y los hombres, a los 64.
"Entre las veinteañeras y treintañeras, los complejos son un factor fundamental que les impide disfrutar del sexo: los jóvenes le dan demasiada importancia al aspecto de sus cuerpos. Al final, eso se pasa. Y con los años tienes menos complejos", comenta la terapeuta Vanessa Marin.
Estas son algunas de las lecciones sobre el sexo a los 60 años:
– No compares tu vida sexual con la de otras personas: Cuando tienes más de 60 años entiendes que compararte con los demás nunca es buena idea, solo añade presión, que casi siempre es innecesaria a la hora de probar cosas nuevas.
En vez de ceder al impulso de comparar tu vida sexual con la de otras personas, recuerda que cada relación es diferente y que los gustos sexuales de cada uno evolucionan a distinto ritmo.
Vídeo. Errores que cometen los hombres en la cama
Descubres qué es lo que te hace sentir sexy
A los 60 años ya sabes qué te hace sentir sexy. Así que por lo general a esta edad ya sabes sacarle partido a todo lo que más te gusta de tu cuerpo.
Sabes lo que quieres y lo pides
Las mujeres mayores saben que tienen derecho a recibir placer sexual; no se trata solo de darle placer a la pareja, sino también de darnos placer a nosotros mismos y pedir eso que nos gusta tanto. A los 60 años te das cuenta de que eres responsable de pedir y hacer lo que te gusta.
El buen sexo está más ligado a la confianza de lo que crees
Aunque tener un aspecto determinado puede darte un buen subidón de confianza en la habitación, la energía que desprendes es mucho más importante que el aspecto de tu cuerpo a la hora de crear una experiencia excitante. Todo el mundo, incluida tu pareja, tiene cosas que le gustaría cambiar de su aspecto, pero no hay forma más rápida de quitar todo el morbo que centrarse en esas inseguridades.