En el universo de los fetiches existen cientos de prácticas. Algunas muy raras o poco convencionales, otras más comunes, y hoy vamos a hablar de las cosquillas, porque también son un excelente método de placer.
La knismolagnia también conocida como tickling , por su nombre en inglés, no es otra cosa que excitarse con las cosquillas. Pero no son unas cosquillas comunes y corrientes, de hecho son especiales y debes practicarlas con una técnica precisa.
La idea no es que te mueras de la risa, sino que crees un momento de tensión erótica, que sea un juego de preliminares que te vuelva loca o a tu pareja y con la que salgas de la cotineadidad en tu vida sexual.
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¿ Dónde debes practicar el tickling?
Las cosquillas provocan varias sensaciones diferentes, y en especial si se trata de las eróticas. Este tipo de prácticas consigue despertar los centros del placer en el cerebro, igual que la risa, y hace que segregues endorfinas. En otras palabras te activan el deseo y te llevan a vivir una práctica mucho más intensa.
Para empezar con el juego debes sabes que las zonas más sensibles son: el cuello, la nuca, las ingles, los pezones o la parte de detrás de las orejas. Los costados y las plantas de los pies también son buenos lugares por los que empezar, pero ojo tu pareja debe de sentir que se trata de algo sensual, si ves que le provocas risas entonces cambia de zona.
Hay tres formas de probar las cosquillas eróticas. Pero lo más importante es que utilices tu imaginación y te dejes llevar por las sensaciones.
Plumas: Busca una pluma específica para esta práctica. Es muy fácil encontrarlas en las sex-shops y tendrás multitud de modelos, colores, tamaños y formas entre las que elegir.
Vibradores. Cualquier vibrador te servirá para este propósito. Su movimiento, suave y continuo, hará que se despierten los centros de placer de todo tu cuerpo.
Chocolate: Lo importante es que se mezclen las sensaciones que transmiten el roce de los dedos y la lengua en la piel. Podrás explorar cada rincón del cuerpo de tu pareja.