La mayoría de las películas antiguas de la factoría Disney seguían el mismo patrón: las protagonistas eran mujeres que no tenían madre (eran prescindibles), cuyo padre se casaba con una mujer horrible (las mujeres son malas) que quería hacerles daño (¿sororidad? ¿qué es eso?) y que debían ser salvadas por un príncipe azul (porque ellas solas no podían hacer nada). ¿Os suena? Blancanieves, La Cenicienta y La Bella Durmiente son tres ejemplos clarísimos de lo que te estoy contando. Y claro, al ser la base sobre la que se cimentaba gran parte de nuestra educación, nos acabamos creyendo que necesitamos un hombre a nuestro lado que nos salve. A raíz de este tipo de estas ideas, muchas mujeres sufren de inseguridades, de miedo por no estar protegida, por no encontrar precisamente a ese hombre que se describe en los cuentos y películas que debe venir a rescatarle. Es lo que muchos han bautizado como el Síndrome de la Cenicienta.

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Mar Araujo, psicóloga de Mundopsicologos.com, habla de este fenómeno psicológico como el «miedo de la mujer a ser y vivir de forma independiente y autónoma». Este perfil tiene una necesidad constante de resguardo, compañía y sensación de seguridad de un hombre. «Podríamos decir que se trata de mujeres con un alto grado de dependencia emocional y económica, que depositan su estabilidad psíquica en la formalización de una relación. Este complejo, les lleva a idealizar a la pareja como su príncipe azul y se sienten frustradas cuando detectan algún error o defecto en su pareja», resalta Araujo.

Este síndrome se trata de la total dependencia de la mujer hacia el hombre. «Puede ser necesidad afectiva extrema, preferencia siempre por su compañía y acceso constante a él, dependencia económica, social etc», asegura Mar. «No solo se trata de mujeres que necesitan agradar constantemente a su pareja y que esperan de ellas una aprobación de cualquier acto que realicen, además, son perfiles que sufren un miedo excesivo a la ruptura y al rechazo». Por otro lado, como apunta la especialista, «suelen idealizar en exceso a sus parejas e intensifican sus virtudes, otorgándoles todo el valor que no reconocen en sí mismas».

Causas y consecuencias de padecer el Síndrome de la Cenicienta

Como ocurre con la mayoría de los trastornos, no existen unas pautas concretas pero sí que se repiten ciertos factores que pueden propiciar su aparición. «Normalmente son mujeres que han crecido, debido al entorno familiar y social, creyendo que su vida solo será feliz y completa con la compañía de un hombre que les cuide», señala Araujo, que también apunta a la «baja autoestima y seguridad en sí mismas» como otros factores de riesgo.

La sobreprotección de los padres o incluso el haber pasado por una etapa de bullying también pueden derivar a este comportamiento. «En general, si una mujer ha sufrido algún trauma, puede que pierda la capacidad de afrontar los problemas autónomamente y que esto la lleve a padecer síndrome de la Cenicienta», resalta.

«Con respecto a este complejo, se refiere únicamente al sexo femenino, ya que está inspirado en la mítica historia de Disney de la mujer desvalida que tiene que ser salvada por un hombre. Sin embargo, es probable que lo sufran hombres sobre mujeres o sobre otros hombres en todo el mundo. Al final, se trata de un problema de dependencia afectiva y de falta de autoestima, lo que es completamente posible que cualquier persona con estas características pueda tener problemas similares a los del complejo de la cenicienta» concluye la psicóloga Mar Araujo.

Cómo superarlo

Mar Araujo ha reunido algunas pautas que pueden ayudarte a revertir esta situación:

– Atrévete a salir de la zona de confort: en el espacio conocido se está muy calentito pero si quieres aprender a ser independiente, debes enfrentarte a situaciones que no te son del todo cómodas. Esto, además elevará tu autoestima al darte cuenta de que eres capaz de hacer cosas que nunca habías imaginado.

– Potencia la autonomía y las relaciones sociales: tu mundo no comienza y acaba en tu pareja. Hacer cosas por ti misma y conocer a nuevas personas te enriquecerá mucho a nivel individual.

– Dedícate tiempo a ti misma: crearte un mundo propio es beneficioso principalmente para ti, pero también para la persona con la que compartes tu vida.

– Toma la iniciativa: no te dejes llevar por la opinión de tu pareja siempre, tus ideas son igual de válidas.

– Trabaja tu autoestima: como te hemos dicho antes, tus puntos de vista son igual de válidos que los demás y aumentar la seguridad en ti misma es esencial para tomar el control de tu propia vida.

– No idealices a tu pareja: seguro que es una persona maravillosa pero comotodos, tiene sus defectos. Si le tienes en un pedestal tenderás hacia la dependencia y una relación debería ser igualitaria para ser sana.

– Sé más positiva: cambia el chip y deja de mirar el lado negativo de las cosas que haces. Tú también tienes cosas buenas y puedes hacer muchas actividades.

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