Si tienes hermanos, seguramente el vínculo con ellos es significativo. Los hermanos influyen recíprocamente en la formación de la identidad del otro. En esta relación, todo es especial. Ellos pueden pelearse brutalmente y, al rato, estar riéndose a carcajadas. A su vez, estallan de furia cuando alguien lastima, se burla o critica a un hermano.
Compañeros de travesuras, rivales, mejores amigos, aliados o cómplices, eso y mucho más son los hermanos. Sin lugar a dudas, las relaciones fraternales son únicas. Ahora bien, lo cierto es que no es lo mismo tener un hermano con poca o mucha diferencia de edad. Este artículo es para ti, que tienes hijos que se llevan unos cuántos años y quieres fomentar un buen vínculo entre ellos.

¿Cuál es la diferencia de edad ideal entre los hijos?

Cuando los hermanos no son cercanos en edad, cada uno entrega y recibe aportes muy valiosos del otro. En este sentido, es importante que los adultos evitemos depositar en el más grande una sobrecarga que no le corresponde.

¿Cuánto tiempo deberían llevarse los hermanos para tener una buena relación? ¿Lo ideal es que se lleven dos o tres años?, o ¿es mejor que se lleven unos cuántos años? Habitualmente, las parejas se hacen estas preguntas a la hora de proyectar su familia. Pero, la verdad es que no existe una única respuesta, pues cada alternativa acarrea sus propias ventajas y desventajas en relación tanto con la maternidad como con el lazo fraternal.
Por ejemplo, cuando los hijos se llevan unos pocos años, suelen entablar un vínculo basado en el compañerismo, pues crecen a la par. Sin embargo, al tener dos o más hijos pequeños, las tareas de la primera etapa de la crianza aumentan. Así, el cansancio, los gastos económicos y la dependencia de los hijos se vuelven protagónicos en la vida de la pareja.
Pero, también es cierto que hay personas que perciben esto como una ventaja, porque entienden que ya no tendrán que disponer del esfuerzo que implica ser padres de niños pequeños más adelante.

Hermanos con diferencia de edad, aspectos a tener en cuenta

Cuando los hijos se llevan ocho, nueve, diez o más años de diferencia, el panorama cambia. La dinámica familiar se vive de modo muy distinto cuando bajo el mismo techo conviven un bebé con un adolescente o un púber con una persona que está por entrar en la adultez. En estos casos coexisten mundos muy diferentes entre sí.
Por otro lado, para fomentar un buen vínculo entre ellos es esencial atender a las necesidades de cada uno. Lógicamente, el más pequeño necesita a los adultos más cerca, pues hay muchas cosas que todavía no puede hacer de forma autónoma. Pero, aunque el mayor ya haya adquirido cierta independencia, aún necesita tiempo de calidad con sus padres.

Muchas veces, el hermano mayor asume el papel de protector del menor, mientras que el más pequeño lo ayuda a desarrollar su sentido de la empatía, la responsabilidad y el cuidado.

La relación entre hermanos puede enriquecerse de las diferencias

La rivalidad y los sentimientos de celos pueden aparecer en cualquier vínculo entre hermanos, independientemente de sus edades. El problema no radica en que uno reciba mayor tiempo de atención en comparación con el otro. Pues, las necesidades no coinciden entre un hijo pequeño y otro adolescente o adulto. Más bien, la dificultad surge cuando el cuidado de uno se traduce en el descuido del otro.
Esta situación conflictiva se suaviza cuando los padres son capaces de darle a cada uno lo que necesita. A lo mejor, al mayor le basta con compartir una tarde semanal a solas con sus progenitores, mientras que el pequeño precisa bastante más que eso. Quizás, el bebé requiere más abrazos que conversaciones, mientras que el mayor precisa más diálogo que contacto físico. O quizás no. Se trata de escuchar e intentar satisfacer las demandas de cada uno.
Otro punto que alimenta el lazo saludable entre hermanos de distintas edades, tiene que ver con permitir una interacción genuina entre ellos sin la intervención de los padres. Entonces, no tienes que presenciar cada uno de sus encuentros ni incluirte en todos sus juegos, paseos o conversaciones. Déjales vivir su hermandad con libertad e independencia, ya que es así como la relación fraternal ganará fuerza.

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FUENTE: MujerHoy