El ghosting no es nuevo, aunque ahora nos de por llamarlo en inglés, que queda más cool. Básicamente, consiste en terminar una relación cortando todo contacto con la otra persona y sin darle ninguna explicación. El desaparecer, de toda la vida. Aunque bien es cierto que actualmente se está convirtiendo en algo muy habitual, ya que quienes lo practican ignoran cualquier tipo de contacto con el otro a través de sus teléfonos, le bloquean y le aliminan de sus perfiles. Pero seamos sinceras, tu pareja no va a desaparecer de la noche a la mañana si vuestra relación fuese idílica. Normalmente se da en aquellas parejas con una relación desigual (e incluso tóxica) en la que una de las partes (generalmente el hombre) es quien ha llevado la batuta desde el primer momento: aparece en tu vida, se vuelve una constante, se interesa por ti, te conquista y cuando te tiene, desaparece.

Si tu pareja desaparece, el primer sentimiento que aparece es la incertidumbre. No puedes concebir que haya desaparecido sin más, por lo que piensas que le puede haber pasado algo. Una vez se da cuenta de que, en realidad, lo que está viviendo es una ruptura en toda regla y comienza a pasar su duelo, éste puede agravarse y durar más tiempo puesto que no ha tenido un comienzo preciso. La persona que ha sufrido ghosting puede sentirs e despreciada y maltratada, volviéndose desconfiados con sus siguientes relaciones. Además, pueden aparecer problemas de autoestima, ansiedad o depresión, con lo que esta práctica no es ninguna tontería.

Vale, siempre te decimos lo mismo, pero es que es lo adecuado. Lo primero que debes hacer para superar el ghosting, es aceptar que te han dejado. Que oye, no es tan fácil porque como no han vuelto a dar señales de vida puedes pensar que lo han raptado, que se ha ido a vivir a un país sin cobertura o vete tú a saber. Pero una vez lo asumes y lo interiorizas puedes empezar a pasar el duelo: enfado, frustración, tristeza, ira… y finalmente aceptación y ganas de continuar con tu vida. Pero continuar de verdad, sin esos mecanismos de defensa que nos construimos para no sufrir, como intentar no implicarte al 100% en una relación para no sufrir.

Pero asúmelo, si te ha dejado y no te ha querido dar ninguna explicación, no merece la pena ir a exigírsela. Su forma de actuar ya ha dicho lo suficiente de esa persona, no intentes que te de una razón coherente porque la única razón es que no le han importado tus sentimientos lo suficiente como para pasar el mal rato de decirte la verdad frente a frente. Y si pasado el tiempo reaparece de entre los muertos… tú verás, pero nuestro consejo es que huyas como de la peste. Que sí, que todo el mundo puede cambiar pero debería demostrártelo antes de volver a implicarte en una relación sentimental con esa persona. Y con demostrarlo no nos referimos a detalles como comprarte rosas, sino hacerte ver que tiene en cuenta lo que sientes y que vuestra comunicación ha mejorado.

Si has decidido pasar página, párate a pensar qué es lo que realmente quieres de una relación. Qué cualidades tiene que tener la persona que esté a tu lado para apoyarte en tu proceso de búsqueda de la felicidad. Porque amiga, si lo que quieres es que otra persona te haga feliz, estás equivocando el concepto. Trabaja la seguridad en ti misma, conócete para saber qué es lo que te hace feliz y ve encaminándote hacia ello. De este modo, podrás conocer a alguien que tenga unos objetivos parecidos a los tuyos, que te apoye en tu búsqueda y que se deja apoyar por ti, ambas cosas claves para una relación de pareja sana.

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