Es fácil que alguna vez te hayas preguntado si existe una hormona de la pasión, un mecanismo que desate el fuego interno que sientes en los momentos de deseo intenso. Si existiera, puedes pensar, sería fabuloso tener en tus manos la posibilidad de desencadenar una de las fuerzas más intensas que se pueden experimentar, una fuerza que te empuja a la búsqueda del placer y la conexión. Desde la atracción inicial hasta el vínculo emocional profundo, este torbellino de emociones parece algo inexplicable, pero en realidad detrás hay un sofisticado entramado biológico: las hormonas y neurotransmisores que influyen en tu deseo, excitación y placer.

Todas las investigaciones en torno a la pasión apuntan a que no hay una única hormona responsable de ella, «sino un conjunto de compuestos que trabajan en sincronía para encenderla, potenciarla y mantenerla», explica Ana Domínguez, sexóloga y terapeuta de parejas, que añade que «la atracción inicial, el deseo creciente, el placer durante el acto sexual y la sensación de conexión después del sexo son procesos regulados por distintos mensajeros químicos en nuestro organismo».

Entender cómo funcionan estas hormonas de la pasión no solo te va a ayudar a comprender mejor tus emociones y reacciones, sino que también te va a permitir mejorar tu vida íntima y fortalecer tus relaciones. A través de hábitos saludables y estrategias específicas, puedes influir en estos procesos y potenciar nuestro bienestar sexual y emocional.

Cómo funcionan las hormonas en el deseo y la excitación

Las hormonas y neurotransmisores influyen en la respuesta sexual, desde el deseo inicial hasta la sensación de satisfacción posterior. Algunas de las más importantes son:

1. Testosterona: la chispa del deseo

Aunque suele asociarse a los hombres, la testosterona también juega un papel clave en la libido femenina. Se engloba dentro del grupo de los andrógenos, de los que el doctor Manuel Mas, del departamento de Fisiología y CESEX de la Facultad de Medicina en la Universidad de La Laguna, en su trabajo sobre los sustratos hormonales de la respuesta sexual femenina apunta que «se les reconoce un importante papel en el fomento del deseo sexual, ya que actúan en las áreas cerebrales que lo regulan, posiblemente en cooperación con los estrógenos». En concreto, la testosterona:

• Aumenta el deseo y la atracción sexual.

• Favorece la excitación y la sensibilidad en las zonas erógenas.

• Mejora la energía y el estado de ánimo, influyendo en la predisposición al encuentro íntimo.

2. Estrógenos: la sensualidad y la respuesta sexual

«Los estudios del sustrato hormonal de la función sexual femenina permiten asignar a los estrógenos un papel esencial en el mantenimiento de la estructura y la funcionalidad del tracto genital femenino y del urinario inferior, fundamentales para el desarrollo de una respuesta sexual satisfactoria», expone el doctor Mas. Predominantes en la mujer, los estrógenos influyen en:

• La lubricación vaginal , facilitando una respuesta más placentera.

• El aumento del flujo sanguíneo en los genitales, incrementando la sensibilidad.

• La receptividad y el bienestar emocional, promoviendo la conexión con la pareja.

3. Dopamina: el motor del placer y la anticipación

La dopamina es un neurotransmisor clave en el sistema de recompensa cerebral, relacionado con:

• La sensación de placer y euforia durante la atracción y la excitación.

• El deseo de novedad y exploración en las relaciones.

• La motivación e interés por la pareja.

4. Oxitocina: el vínculo y la intimidad

Conocida como la hormona del amor, la oxitocina se libera con el contacto físico y el orgasmo, favoreciendo:

• El fortalecimiento del vínculo emocional y la confianza en la pareja.

• La sensación de bienestar tras el sexo.

• El deseo de cercanía y caricias.

5. Adrenalina y noradrenalina: la activación del cuerpo en la pasión

Cuando la atracción es intensa, el cuerpo responde con una descarga de estas hormonas, provocando:

• Aceleración del ritmo cardíaco.

• Mayor flujo sanguíneo a los genitales.

• Sensación de excitación intensa.

6. Serotonina: el equilibrio entre deseo y bienestar

Mientras la dopamina impulsa la búsqueda del placer, la serotonina regula la estabilidad emocional. Sus efectos incluyen:

• Pensamientos obsesivos sobre la pareja en las primeras fases del enamoramiento.

• Mayor dependencia emocional inicial.

• A largo plazo, contribuye a la transformación del amor apasionado en un apego más sereno.

7. Endorfinas: placer y relajación tras el sexo

Las endorfinas, liberadas durante el orgasmo, generan:

• Relajación y sensación de bienestar.

• Reducción del estrés y la ansiedad.

• Mayor conexión emocional con la pareja.

8. Prolactina: no solo en la lactancia

Muy conocida por su papel en la lactancia, también influye en la libido. Laura Pastor , fisioterapeuta y PNI especialista en fisiosexología, explica que «la prolactina elevada puede alterar el deseo sexual y la excitación a través de efectos neuroendocrinos directos e indirectos. Después de tener un orgasmo, la prolactina aumenta drásticamente y se produce una inhibición temporal de la síntesis de dopamina. Esto mitiga el deseo y la excitación sexuales. Es algo transitorio a la vez que necesario para equilibrar los complejos circuitos que median en tu respuesta sexual».

Por qué algunas personas son más apasionadas que otras

La producción de hormonas que influyen en la pasión y el deseo no es fija; varía a lo largo de la vida y depende de múltiples elementos. Si alguna vez te has preguntado por qué hay personas que viven el deseo y la pasión con una intensidad arrolladora, mientras que otras parecen menos impulsadas por estos instintos, la respuesta está en una combinación de factores biológicos, psicológicos y ambientales.

Tu genética y biología: tu ADN juega un papel fundamental en cómo respondes a los estímulos emocionales y sexuales. «Algunas personas tienen naturalmente niveles más altos de testosterona o dopamina, lo que las hace más propensas a experimentar un deseo más intenso y una mayor búsqueda de sensaciones placenteras», señala Ana Domínguez.

Tu edad y etapa vital: las hormonas fluctúan con la edad. Durante la adolescencia y la juventud, la producción de testosterona, estrógenos y dopamina está en su punto álgido, favoreciendo una mayor intensidad en el deseo. Con los años, estas hormonas pueden disminuir, pero eso no significa que la pasión desaparezca; simplemente cambia la forma en que se experimenta.

Tu estado emocional y psicológico: el estrés, la ansiedad o la depresión pueden afectar la producción de serotonina y dopamina, reduciendo tu interés por la pasión y el placer. En cambio, cuando te sientes bien contigo misma, segura y conectada emocionalmente con alguien, tu cuerpo libera más oxitocina y endorfinas, favoreciendo el deseo y la intimidad.

Tu estilo de vida y hábitos: «La alimentación, el ejercicio y el descanso tienen un impacto directo en tus niveles hormonales. Si duermes poco, te alimentas mal o llevas una vida sedentaria, tu equilibrio hormonal puede alterarse, afectando tu libido y tu capacidad de experimentar placer», explica Ana Domínguez. Por el contrario, mantener una alimentación rica en grasas saludables y zinc, hacer ejercicio regularmente y dormir lo suficiente puede potenciar tu producción de hormonas clave en la pasión.

El entorno y las experiencias que vives: la monotonía, la rutina o la falta de estímulos nuevos pueden hacer que tu cerebro reduzca la producción de dopamina, lo que disminuye el entusiasmo y el deseo. En cambio, las experiencias nuevas, los retos y la novedad en la relación pueden activar las hormonas del placer y la excitación, manteniendo la pasión encendida.

Cómo puedo modular las hormonas de la pasión

Si bien las hormonas influyen en la pasión y el deseo, su producción no es fija, y es posible estimularlas con ciertos hábitos saludables.

Testosterona: hacer ejercicio de fuerza, consumir alimentos ricos en zinc y grasas saludables, y evitar el estrés crónico.

Dopamina: introducir novedades en la relación, reducir la sobreexposición a redes sociales y disfrutar de actividades placenteras.

Oxitocina: fomentar el contacto físico, compartir tiempo de calidad con la pareja y expresar afecto.

Adrenalina y noradrenalina: experimentar situaciones emocionantes, como deportes de aventura o sorpresas en la relación.

Serotonina: mantener una dieta rica en triptófano, exponerse a la luz solar y practicar la meditación.

Eco-lujo: la propuesta sostenible de Lancia Ypsilon

Eco-lujo: la propuesta sostenible de Lancia Ypsilon

MUJERHOY PARA LANCIA La revolución antiedad que ha conquistado a las mujeres maduras

La revolución antiedad que ha conquistado a las mujeres maduras

MUJERHOY PARA L´ORÉAL El trío de ingredientes que desafía la gravedad en tu rostro: la ciencia detrás del 'efecto lifting'

El trío de ingredientes que desafía la gravedad en tu rostro: la ciencia detrás del 'efecto lifting'

MUJERHOY PARA AVÈNE

Endorfinas: hacer ejercicio, reír y disfrutar de experiencias que generen placer.

En definitiva, la pasión no es un estado fijo ni una cuestión de suerte. Depende en gran medida de cómo cuides tu cuerpo, tu mente y tu entorno. Con pequeños cambios en tu día a día, puedes potenciar las hormonas que alimentan el deseo y disfrutar de una vida más apasionada. Lo mejor es que, al conocer su funcionamiento, puedes adoptar hábitos para potenciar la libido y mejorar la calidad de nuestras relaciones íntimas, haciendo que la pasión no sea solo una cuestión de química, sino también de elecciones conscientes.

Original Article