Todos los padres desean que sus hijos sean felices. Quieren verlos crecer y triunfar, y que se conviertan en personas optimistas, motivadas y capaces de cumplir sus sueños. Sin embargo, estas cualidades no son innatas ni se desarrollan por azar. Los niños han de adquirirlas y practicarlas. Para eso, necesitan de la orientación de los adultos. Si quieres contribuir en este objetivo, te mostramos cómo enseñar a tus hijos a cultivar su felicidad.

La clave reside en entender que cada persona tiene decisión respecto a cómo se siente y que nuestros estados de ánimo no pueden depender de lo que ocurra alrededor. Sabemos que la vida no siempre es sencilla y tus hijos, como cualquier otra persona, se enfrentarán con momentos adversos. Estos pueden despertar en ellos miedo, tristeza, ira o frustración, pero si cuentan con las herramientas necesarias, podrán mantenerse a flote.

La felicidad vuelve a un punto fijo

Antes de ofrecerte algunas pautas, queremos contarte por qué es necesario enseñar a los niños a cultivar su felicidad. Y es que asumimos que ese bienestar depende de qué tan bien nos va. Sin embargo, se ha demostrado que la felicidad en cada persona tiene un punto fijo en torno al cual se suele mantener. Este mecanismo psicológico se conoce como adaptación hedonista y da cuenta de lo efímero que es el efecto de los acontecimientos en nuestra vida.

Por ejemplo, cabría imaginar que una persona que gana la lotería se sentiría mucho más feliz de lo que era anteriormente; y que una persona que queda parapléjica experimentaría un malestar mucho mayor que antes de su accidente. Sin embargo, se ha visto que en el cerebro operan una serie de procesos que hacen que en poco tiempo ambas personas vuelvan a un nivel de felicidad similar al que tenían antes de estos grandes cambios.

De esto podemos aprender que no es positivo dejar nuestra felicidad en manos del azar. Por el contrario, es un trabajo propio el de cultivar las actitudes y hábitos que nos permitan establecer un buen nivel de bienestar en el día a día.

¿Cómo enseñar a tus hijos a cultivar su felicidad?

A continuación, te mostramos una serie de pautas y ejercicios que puedes poner en práctica para ayudar a tus hijos a cultivar su felicidad.

La infancia es un momento especialmente propicio para adquirir las herramientas necesarias para cultivar la felicidad, ya que la personalidad aún está en formación.

1. Forjar una sólida autoestima

Una tarea principal e imprescindible es enseñar a los niños a cultivar una buena relación consigo mismos. Esto implica que sean capaces de verse, de hablarse y de tratarse con amor; que escuchen sus emociones, acepten sus errores y se animen siempre a continuar. Enseña a tu hijo a amarse, a respetarse y a ser autocompasivo. Así, sentarás en él unas bases maravillosas.

Para esto, es importante hablarle como te gustaría que se hablase a sí mismo. Recuerda que su diálogo interno se forja en función de lo que escucha de sus padres. También, puedes animarle a practicar afirmaciones positivas cada día e instarle a disfrutar de su tiempo a solas para realizar sus actividades favoritas.

2. Aceptarse incondicionalmente

Con frecuencia, la infelicidad surge cuando no nos aceptamos plenamente, nos comparamos con otros y buscamos encajar en los moldes y expectativas de los demás. Para que esto no ocurra, enseña a tu hijo a conocerse y aceptarse sin condiciones.

Esto significa ayudarle a ver cuáles son sus virtudes y cualidades y a entender sus necesidades. Hay niños muy creativos y otros que aman los deportes; hay algunos muy sociables y otros que prefieren los grupos pequeños. Todas las opciones son válidas y lo importante es no forzarnos a ser cómo no somos.

Si tu hijo se conoce bien y se acepta, será capaz de sacar provecho a sus talentos, de enorgullecerse de quien es y de escoger las opciones y posibilidades que mejor se adapten a él. De esa manera, no se sentirá acomplejado ni forzado a ser diferente. Esto puede ser especialmente relevante para aquellos niños con alguna neurodivergencia, pero aplica para todos.

3. Hacerse cargo de su felicidad

Los grandes cambios solo provocan un incremento efímero de la felicidad, pero se ha demostrado que si estos requieren un esfuerzo, traen beneficios más duraderos. Por ejemplo, mejorar en una habilidad, como jugar al ajedrez, es más satisfactorio que comprar un juguete. Así, enseña a tus hijos a hacerse cargo de su propia felicidad al ponerse metas que los motiven y por las que trabajen.

4. Practicar la gratitud

Para practicar la gratitud, podéis tener presentes todos esos pequeños momentos que nos hacen felices en el día a día y darles valor.

La gratitud es una de las fortalezas enunciadas desde la psicología positiva que más contribuyen al bienestar. Practicarla puede ayudar a los niños a recordar cuántas bendiciones disfrutan en su día a día y a ser más conscientes de ellas. Para esto, cada día podéis repasar tres cosas por las que estáis agradecidos y que os hacen sentir bien.

Los ejemplos pueden ir desde el abrazo de mamá a un día soleado o a un buen rato compartido con el mejor amigo. También, ser conscientes de cuánto hemos mejorado y no olvidar los logros obtenidos.

5. Regular las emociones

La vida no siempre será bonita y sencilla. Inevitablemente, habrá momentos adversos y desafíos a superar. No podemos evitar que nuestros hijos experimenten la tristeza, la decepción, el miedo o la rabia, pero sí podemos prepararles para ello. Por esto, es importante trabajar la inteligencia emocional, enseñarles a entender sus emociones, ponerles nombre y regularlas adecuadamente.

Hay muchos ejercicios y técnicas que pueden servir para ello. Desde los ejercicios de respiración hasta el rincón de la calma o el termómetro emocional. Asegúrate de acompañar a tu hijo cuando se siente mal, de validar sus emociones y de mostrarle cómo puede lidiar con ellas cuando aparezcan.

6. Mantenerse optimistas y motivados

Por último, para enseñar a tus hijos a cultivar su felicidad, procura ayudarles a desarrollar una actitud optimista. Esta es la fuerza que les impulsará a confiar en el futuro y a seguir adelante, incluso cuando el presente no sea muy favorecedor. Enséñales también a automotivarse y a confiar en sí mismos. Con esto, podrán tomar las riendas y avanzar hacia una mejor situación cuando algo vaya mal y no se sentirán indefensos e incapaces ante las adversidades.

Los niños que aprenden a cultivar su felicidad están a salvo

Como ves, esta tarea no es sencilla y requiere de un trabajo importante y constante con los pequeños. Sin embargo, es una forma de garantizar su bienestar a largo plazo. Con las anteriores pautas estás preparando a tu hijo para afrontar la vida, disfrutando sus cosas buenas y navegando las dificultades con sencillez. Inculcar estas actitudes y herramientas desde la infancia es ofrecerles las herramientas con la que podrán seguir construyendo su felicidad para siempre.

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FUENTE: MujerHoy