Padres y madres son los principales encargados de la crianza de un niño. Ellos establecen las rutinas, las pautas alimentarias y, en general, el funcionamiento diario en el hogar. Sin embargo, es común que otros familiares opinen y quieran intervenir al respecto. Entonces, ¿cómo proceder si los abuelos no están de acuerdo con la crianza de mi hijo?

El problema no es tanto que ellos tengan una opinión o visión diferente a la de los padres, sino que traten de imponerla o se salten la autoridad de los progenitores. Y es que, cuando los abuelos aconsejan o apoyan a los padres, ayudan a mejorar su salud emocional.

Enfrentando las diferencias de crianza

Esta es una realidad que puede resultar realmente incómoda para las partes, pero es bastante usual. De hecho, según la Encuesta Nacional sobre la Salud de los Niños del CS Mott Children’s Hospital, al menos 4 de cada 10 padres reporta tener discrepancias y desacuerdos con los abuelos a este respecto.

¿Cuáles son los puntos de fricción más habituales? ¿Qué aspectos pueden generar tal diversidad de opiniones que lleguen a terminar en conflicto? Pues bien, según la misma encuesta, estos son los desacuerdos más comunes entre padres y abuelos.

Disciplina

Este es un aspecto de la crianza que cada familia aborda desde su propia perspectiva. Los límites, normas y horarios los establecen los padres, pero a los abuelos pueden no parecerles adecuados y se niegan a seguirlos.

Por un lado, algunos abuelos pecan de permisivos y tolerantes y se saltan las directrices marcadas por los progenitores, ya que entienden que su papel es consentir o sienten que dichas normas son demasiado rígidas. Otro punto es que algunos abuelos pueden considerar que los límites de los padres son demasiado laxos y que los niños necesitan mayor autoridad.

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Alimentación

En este punto entran los hábitos alimentarios cotidianos así como el permiso para tomar snacks, aperitivos o dulces. Muchas familias cuidan con esmero la alimentación de sus hijos, procuran inculcar hábitos sanos y una actitud positiva hacia la comida, y los abuelos pueden no adaptarse a estas ideas.

Quizá ofrecen a los niños alimentos que los padres no permiten, en horarios que no son adecuados u ofrecen a los pequeños demasiadas alternativas cuando no quieren tomar una comida. Esto genera discusión en tanto que no sigue una coherencia con lo marcado por los progenitores.

Tiempo de pantallas

En cuanto al uso de televisión y pantallas, sucede algo similar. Los abuelos más permisivos pueden permitir a sus nietos un consumo desmedido con el fin de complacerlos o evitar discutir con ellos, aún sabiendo que sus padres no están de acuerdo. Otros, por el contrario, se escandalizan al ver a sus nietos tan sumergidos en los dispositivos electrónicos y consideran que se les debería restringir su uso.

Modales

Aunque pensemos que los buenos modales son universales, lo cierto es que hay algunos puntos en los que las diferentes generaciones pueden discrepar. Y es que tradicionalmente se tendían a inculcar un mayor respeto por la autoridad o los mayores, y ciertos actos se consideraban incuestionables (por ejemplo, pedir a los niños que saluden con un beso).

Hoy en día, los estilos de crianza más democráticos abogan por tratar a los niños como un igual, ofrecer respeto mutuo y animar a los niños a poner límites respeto a su propio cuerpo. Lo cual, por ejemplo, implica no dar besos por obligación.

Salud y seguridad

La salud y seguridad de los niños también causa discrepancias, ya que en épocas anteriores las consideraciones eran diferentes. Y es que, por ejemplo, aspectos como la posición en la que se considera que ha de dormir un bebé o cómo debe ir colocado en el coche han variado con el tiempo. Todas estas situaciones pueden ser motivo de desacuerdos entre los abuelos y los padres.

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¿Qué hago si los abuelos no están de acuerdo con la crianza de mi hijo?

Los anteriores son solo algunos puntos que pueden alejar a padres y abuelos respecto a la crianza de los menores, pero también intervienen otros como la hora de ir a dormir o la tendencia a tratar mejor a unos nietos que otros. En cualquier caso, ¿cómo podemos gestionar esta situación? Te compartimos algunas claves al respecto.

Comprende y trata de ser empático

Es recomendable no afrontar la situación como una lucha de poder sino intentar comprender a la otra parte. La mayoría de las veces los abuelos no actúan de mala fe, hacen lo mejor que saben y pueden o solo buscan disfrutar del tiempo con sus nietos. En este punto, como decíamos, la brecha generacional juega un papel importante, ya que el modo «correcto» de proceder antes y ahora es diferente.

Por ejemplo, un estudio publicado en la revista Social Science & Medicine, encontró que padres y abuelos tienen una definición diferente de lo que es una alimentación saludable. Y esto puede conducir a discrepancias.

Además, quizá los mayores no estén al tanto de los nuevos estilos de crianza, las últimas recomendaciones médicas o las medidas de seguridad más novedosas. Seguro ven el mundo desde su propia perspectiva más tradicional, y entender esto desde el inicio puede ayudarte a acercar posturas.

Escoge tus batallas

Por otro lado, trata de analizar cuáles de estos desacuerdos deben ser considerados importantes y cuáles menores. Es cierto que para cada madre y padre hay unos límites infranqueables que no se deben traspasar porque son troncales en su estilo de crianza. Pero quizás, otros aspectos no sean tan relevantes o puedan flexibilizarse un poco.

Por ejemplo, puede que no te importe que tus hijos tomen algún dulce en casa de sus abuelos si a diario se alimentan bien. O quizá estés dispuesta a dejar que se acuesten algo más tarde esos días. En realidad, es tu decisión definir dónde estás dispuesta a ceder y dónde no.

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Comunícate con ellos de forma asertiva

Si los abuelos no están de acuerdo con la crianza, la forma de comunicarles lo que necesitas de ellos es incluso más importante que lo que vas a decir. Si puedes expresarte con firmeza, pero a la vez con respeto, tendrás medio camino hecho.

A este respecto, puedes comenzar agradeciéndoles el amor que les dan a tus hijos y el tiempo que les dedican, para después exponer algunos hechos objetivos que te gustaría cambiar. Ofrecer motivos claros y de peso, y preguntarles después qué opinan también ayudará a que se muestren más dispuestos a colaborar que si únicamente tratamos de imponernos.

Enfócate en soluciones

Por último, es mejor ir a lo práctico que perderse en largas discusiones teóricas. Así, por ejemplo, puedes hablarles de libros o programas de televisión donde expliquen tu estilo de crianza, recomendarles lugares dónde comprar productos orgánicos (si esta es la alimentación que quieres para tus hijos) o mostrarles cómo colocar a tu bebé para dormir.

Si los abuelos no están de acuerdo con la crianza, es necesario dialogar

En definitiva, si los abuelos no están de acuerdo con la crianza, es importante abordar el problema lo antes posible, ya que puede traer repercusiones. De hecho, según la anterior mencionada encuesta, estos conflictos entre padres y abuelos suelen llevar a que los primeros restrinjan el tiempo que los niños pasan con los segundos.

Además, según sugiere un estudio publicado en la revista Health Education Journal, los posibles desacuerdos entre abuelos y padres socavan la colaboración de los primeros en la crianza, que tan necesaria resulta para muchas familias.

Por ello, es preferible dialogar, negociar y llegar a acuerdos teniendo en cuenta que todos buscamos el bienestar del niño y que los abuelos son los principales proveedores de cuidado infantil informal

Rutter & Stocker, 2014.

Eso sí, recuerda que, como padres, vosotros decidís qué tipo de educación y ambientes son los más apropiados para el niño y qué límites no se pueden traspasar.

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FUENTE: MujerHoy