El orgasmo femenino. Ese gran desconocido para algunas mujeres y ese alegre momento para muchas otras. Las formas para llegar a experimentar un orgasmo son tan variadas como personas hay en el planeta, pero si nos ponemos prácticas la más común (y sencilla de conseguir) es mediante la estimulación del clítoris. Gracias a los masajes y tocamientos de este órgano hay mujeres que consiguen alcanzar el clímax mediante la masturbación en solitario y con sus parejas (no en vano los estimuladores y succionadores de clítoris siguen arrasando en ventas). Pero… lanzamos la pregunta, ¿son todos los orgasmos iguales? En realidad, no, cada mujer los siente de una forma diferente, aunque no nos referíamos a eso sino a que sí hay diferentes tipos de orgasmos. ¿Has oído hablar del que te proponemos en el titular? ¿Qué es el orgasmo cervical?

Vídeo. Pincha en la foto para descubrir cómo suenan los orgasmos. / unsplash

¿Qué es el orgasmo cervical?

Es uno de los grandes desconocidos de los orgasmos. ¿Sabes qué es la cérvix o cuello uterino? Es una zona situada justo en el final de la vagina y en la entrada del útero. Se puede entrenar para convertir en una zona erógena y la forma más práctica de hacerlo es a través de los ejercicios Kegel.

Cuando estamos excitadas, el cérvix se encuentra lubricado y cuando llegamos al orgasmo, se contrae. Según afirman numerosos estudios, el orgasmo producido por la estimulación de la vagina y del cuello uterino no se siente igual que el producido por la estimulación del clítoris.

¿Cómo se llega al orgasmo cervical?

Lo más importante es encontrarte en un estado completo de relajación. Una de las claves para alcanzar cualquier tipo de orgasmo, es estar tranquila, dejarte llevar y conocer tu propio cuerpo, ya sea en soledad o en compañía. Sin embargo, cuando hablamos de la exploración de esta zona, hay que tener paciencia: es un proceso que requiere mucho mimo y sobre todo, tiempo. Lo más aconsejable es que empieces haciéndolo por ti misma y siguiendo unos determinados pasos.

En primer lugar, necesitas saber dónde está situada la cérvix y poder alcanzarla con los dedos. Debes estar acostada, relajada, excitada e introducir tus dedos hasta el final de la vagina con un lubricante si fuese necesario. Busca la pared cervical y con mucho cuidado, intenta estimularla. Puede que al principio no sientas placer, pero es cuestión de probar y descubrir lo que más te gusta.

Cuando lo sepas, puedes probar con tu pareja… quién sabe, puede que juntos encontréis el santo grial del placer. Todo es intentarlo.

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